Esta urbe francesa, de un millón y medio de habitantes, transformará su
fisonomía en un ámbito saludable.
LYON.- Delphine Grech vive en el corazón de una ciudad de casi 2 millones
de habitantes. Pero no lo nota. Aunque reside a sólo 12 minutos del centro,
cada mañana se levanta con una fabulosa vista al río Saona, una tupida arboleda
y las gaviotas que se acercan a las marinas. "Hace unos años era imposible
pensar que podríamos vivir aquí en esta zona.
Estoy muy feliz de haber decidido
a mudarme aquí", cuenta a la nación Delphine Grecth, que apostó a la
calidad de vida y al desarrollo urbanístico que cambiará la fisonomía de esta
ciudad, la tercera más importante de Francia. Se trata del proyecto denominado
Lyon Confluence (http://www.lyon-confluence.fr), un ecobarrio que albergará
miles de personas y que pretende recuperar una zona industrial abandonada,
terminar con las diferencias entre el norte y el sur, incluir población
desplazada y crear un diseño urbanístico
sustentable y eficiente. El aspecto de este espacio de 150 ha luce similar a un
área de Barracas, en el sur de la ciudad de Buenos Aires.
La península francesa que cambiará la entrada y la salida de esta urbe de
1.500.000 habitantes se encuentra en la confluencia de los ríos Saona y Ródano,
y supo ser un área industrial y de logística de transportes, pero quedó
abandonada. "Nadie llegaba hasta esta parte de la ciudad y paradójicamente
es el corazón de la misma. Las vías del tren y la autopista en vez de unir las
zonas hacían las veces de línea divisoria", explica Benoit Bardet,
responsable de la comunicación del proyecto que cuenta con capitales públicos y
privados. La reconstrucción del barrio está dividida en tres etapas. La
primera, casi finalizada, cuenta con edificios de vivienda y la recuperación
del paseo costero en la ribera del Saona. Grech se mudó allí hace tres años y
nota un cambio rotundo: "Confluence para mí es vivir en el centro de una
urbe como si se tratara de otro sitio.
Lo primero que veo cuando me levanto son
las aguas del río con los patos y la naturaleza, que me dan la bienvenida. La
parada del tranvía que me lleva al trabajo me queda a cuatro cuadras y sólo 12
minutos después estoy nuevamente en el corazón de la ciudad, entre los barrios
tradicionales", describe Grech a la nacion. Hay lugar para los autos, pero
también para las bicicletas, las calles son más anchas y se puede apreciar el
skyline de Lyon desde cualquier punto, así como los jardines y los nuevos
espacios verdes.
"Yo vengo desde el centro histórico de la ciudad y abrí mi segundo
restaurante en los docks del nuevo distrito. Aquí literalmente se pueden
sumergir los pies en el agua. No pasan autos, es realmente muy placentero
trabajar en este lugar", cuenta Nicolás Lebec, uno de los nuevos
comerciantes del barrio. En Lyon se desarrolla una de las ferias de tecnología
ambiental más importantes del mundo, Pollutec. Es en ese contexto que el
conglomerado de 58 distritos que es el Grand Lyon presenta el proyecto de La
Confluence. La mitad de la superficie de todo el proyecto estará ocupada por
espacios verdes. Y los nuevos edificios no sólo incluyen terrazas verdes;
también son diseñados de forma tal que se cumpla con la normativa que Europa
establece para 2020 en materia de eficiencia energética. Es curioso ver en esta
y otras ciudades francesas los avisos de venta de propiedades que incluyen el
etiquetado de gasto de energía (en la Argentina es común verlas en los
electrodomésticos). Estos parámetros dan una idea al comprador de la inversión
que tendrá que hacer para ajustarla a la norma. En La Confluence los edificios
cuentan con los estándares de ahorro energético y de recuperación de agua, por
ejemplo, que otros edificios deberán tener antes de 2020 en Europa.
FUENTE DIARIO LA NACIÓN .
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